miércoles, 28 de noviembre de 2012

"Al final... la caca flota"

Sobresale ahora el enorme endeudamiento que Calderón contrató con organismos y banca internacionales


Involuntariamente, una frase de Mariana Gómez del Campo se ha convertido en la que mejor resume el ya próximo cierre del sexenio de su pariente Felipe Calderón: “Al final del día –dijo no ha mucho la hoy senadora plurinominal panista-- la caca flota”.

Y vaya que en estos momentos están emergiendo todas y cada una de las muchas porquerías que, como detritus regados por todas partes, deja la fallida Administración que, “haiga sido como haiga sido” encabezó el michoacano que, además, sí canta mal las rancheras.


Flota, sobremanera, en el área de la dizque seguridad pública donde, juntas la opinión pública y la opinión política, claman por un serio y real ajuste de cuentas a quienes, con muy altos presupuestos del erario, sólo consiguieron fragmentar y al mismo tiempo potenciar a los delincuentes, y peor todavía dejar una estela de muertes (más de 100 mil), desaparecidos (más de 10 mil) y desplazados (calculados en 24 mil familias), como nunca antes en la historia reciente.
Sobresale ahora el enorme endeudamiento que Calderón contrató con organismos y banca internacionales. Sobrepasó ya los 5 billones de pesos, que son algo así como el 43% del PIB –el FMI recomienda que nunca rebase el 30%-- y, lo peor, es que todo ese dinero nunca se reflejó en el crecimiento o mejoramiento de la infraestructura pública. El ocupante de Los Pinos, en cambio, utilizó como maniobra de distracción los empréstitos contratados por estados y municipios (el 3% del PIB), sin aceptar que ello se dio porque durante los últimos seis años esas entidades recibieron tarde y en menor proporción los recursos federales a los que tienen derecho.
La merde –en francés suena mejor—también flota en el área del (sub)desarrollo social. La fallida Administración fue, en efecto, “una fábrica de pobres”, como dijo un connotado priísta. Con 12 millones de mexicanos más que hace seis años, prácticamente la mitad del país, 50 millones, subsisten con el equivalente a dos dólares diarios que exigen los programas impuestos por el Banco Mundial. Los vastos recursos públicos destinados a mejorar las condiciones de vida de quienes habitan en las áreas rurales y suburbanas invariablemente fueron condicionados o incluso desviados a cuestiones electorales. Que haya pobres, pareciera ser la divisa. Para que puedan comprarles su voto.

AROMA NAUSEABUNDO

 De hecho, no hay Secretaría, Dirección General, departamento, compartimiento o estanco a la que no se pueda aplicar la frase que lanzó al estrellato de la vulgaridad a la pariente consentida en el Distrito Federal. Y es que sí, “al final del día (y del sexenio), la caca flota”.

 No obstante ello, de acuerdo a ciertas encue$ta$ o, si usted quiere llamarlos así, $ondeo$ demó$cópicos, la popularidad y aceptación de Calderón al cierre del ciclo sexenal asciende a más del 60%, lo que incluso significa un repunte con respecto a mediciones anteriores. ¿Usted lo cree?
Tal es un ejercicio numérico amañado, tal y como aparenta también ser el más reciente del INEGI donde nos pintan cual un país de enajenados babeantes que, como en los cuentos infantiles, creemos ser felices para siempre, no obstante la violencia, el desempleo, la pérdida del valor del salario, la pésima educación y las enormes fallas que presenta el sistema de salud.

 Como falsificadora de la realidad también fue la costosísima campaña permanente que, a través de millones de spots e inserciones pagadas, incluso gacetillas, mantuvo durante los seis años la fallida Administración cantando loas a sus falsos logros.

En este fin de sexenio el aroma es nauseabundo. La corrupción de los panistas no es sólo pecuniaria, también moral debido, precisamente, a su doble moral.
  
  “La caca flota”. A partir de diciembre vamos a necesitar estómago, pero también cerebro para limpiar a México, ¿no cree usted?
 Índice Flamígero: Y flota por todos lados: En el opuesto de la geometría política, Mario DiConstanzo levanta la mano para que los equiperos de Enrique Peña volteen a verlo y le den un huesito que roer. + + + Faltan siete días para que todos “jalemos la cadena” y, todo aquello que aún está en la superficie, se vaya al drenaje. En siete días se va Felipe Calderón.

No hay comentarios: